El autismo comprende un amplio espectro de condiciones caracterizadas por bajas habilidades sociales, patrones de comportamiento repetitivos, anormalidades en el desarrollo del habla y limitaciones de comunicación no verbal. Los ejemplos incluyen demencia infantil, síndrome de Asperger y otros trastornos del desarrollo.
En muchos libros populares sobre este tema, tanto los individuos autistas como sus familias aprenden a lidiar mejor con las interacciones sociales. Sin embargo, la mayoría de estos libros no abordan en detalle cómo se puede mejorar la condición subyacente.
Ahora contamos con varios hallazgos científicos que destacan el papel de los micronutrientes en el tratamiento del autismo. Se ha demostrado que la suplementación dietética con micronutrientes puede ser una opción natural, segura y efectiva para mejorar el bienestar de los afectados.
Formas naturales de promover el bienestar en el autismo.
Los suplementos dietéticos son muy importantes en el autismo, ya que proporcionan micronutrientes esenciales para apoyar ciertas vías metabólicas. Un beneficio de los suplementos dietéticos es que pueden tomarse en dosis raramente logradas solo con la dieta. La investigación muestra que los micronutrientes dosificados adecuadamente pueden tener un profundo efecto sobre los síntomas autistas.
Hasta la fecha, la mayoría de los estudios que investigan los micronutrientes en el autismo se han llevado a cabo con nutrientes individuales. Sin embargo, según la Medicina Celular, los efectos más efectivos y completos para la salud se logran con preparaciones que contienen ingredientes en sinergia. Algunos de los micronutrientes claves que han demostrado científicamente que desempeñan un papel en el tratamiento del autismo incluyen los siguientes:
Vitamina D: la deficiencia materna de vitamina D durante el embarazo aumenta el riesgo de autismo para el niño. El comportamiento autista puede desaparecer después de terapia con alta dosis de vitamina D.
Vitamina A: la investigación científica sugiere que la vitamina A puede corregir un defecto proteico que es característico del autismo y está relacionado con el procesamiento y la atención del habla.
Glutamina: los niveles séricos de este aminoácido son particularmente bajos en pacientes con autismo. La glutamina sirve como precursora de los mensajeros nerviosos (neurotransmisores) glutamato y GABA y también está implicada en la prevención del síndrome del intestino permeable.
Folato: en algunos casos, la suplementación con folato puede eliminar los síntomas del autismo. Este es especialmente el caso en pacientes portadores de cambios genéticos que deterioran la función de las enzimas dependientes de folato.
La vitamina C: disminuye la gravedad de los síntomas y mejora las puntuaciones sensoriomotoras en pacientes con autismo, posiblemente debido a su interacción con la síntesis de dopamina.
Glutatión y cisteína: se ha demostrado que los pacientes autistas, tienen niveles significativamente bajos de estos dos aminoácidos antioxidantes. Esto puede causar daño oxidativo, perjudicar los procesos de desintoxicación y provocar síntomas neurológicos.
Vitamina B1: la falta de esta vitamina se asocia al retraso en el desarrollo del habla. Por lo tanto, la suplementación con vitamina B1 puede ofrecer grandes beneficios a los pacientes con autismo.
Vitamina B12: una deficiencia de esta vitamina se asocia también al retraso en el desarrollo del habla, daño neurológico, neuropatía óptica y pérdida de visión en pacientes autistas.
Vitamina B6: muchos pacientes con autismo tienen niveles bajos de vitamina B6. Cuando toman vitamina B6 suplementaria, tienen un mejor contacto visual, más claridad en el lenguaje y un comportamiento menos autoestimulador.
Magnesio: este mineral es importante para los neurotransmisores, que son responsables de las reacciones sociales y las emociones. Los pacientes con autismo generalmente tienen niveles bajos de magnesio.
Zinc: los niveles bajos de zinc son comunes en niños diagnosticados con autismo. La deficiencia de zinc altera la proteína metalotioneína, que ayuda a la excreción de metales pesados del tejido corporal, tales como el mercurio.
Ácidos grasos omega-3: los estudios científicos sugieren que los niños con autismo tienen niveles muy bajos de ácidos grasos omega-3. Un componente principal de cada célula del cerebro es el ácido graso omega-3 altamente antiinflamatorio DHA (ácido docosahexaenoico). En términos de suplementación, es aconsejable utilizar fuentes de ácidos grasos omega-3 de la más alta calidad que no contengan mercurio.
La tirosina: apoya la producción de dopamina en las células cerebrales. Los niveles bajos de tirosina pueden conducir a una deficiencia de dopamina en el cerebro, lo que puede causar trastornos del estado de ánimo y el comportamiento autista.
El triptófano: es un aminoácido que ayuda al cuerpo a producir el neurotransmisor serotonina. La investigación muestra claramente que las personas autistas a menudo tienen un metabolismo de triptófano dañado, que puede alterar el desarrollo cerebral, la actividad neuroinmune y la función mitocondrial.
Para más información sobre el autismo junto a referencias científicas que respaldan la información anterior, puede dirigirse al folleto «Understanding Autism» de Mirja Holtrop y la Dra. Aleksandra Niedzwiecki. Si tiene alguna pregunta sobre este folleto o cualquiera de los temas que aborda, no dude en contactarnos.